Tiempos de solitud, noche de espectros, de quietud sobre esta tierra pero así también dentro de mi alma. Me sitúo en la cruz que señorea sobre la iglesia mas alta de la ciudad, tratando de discernir sobre el futuro que me apremia. No hay viento en las alturas, solo quietud, pero el frío arrecia y corta la piel pero adormece el dolor de mi alma que me atormenta. Tampoco hay luna ni estrellas, solo oscuridad infinita y solitud, mi mejor estado. Mis ojos se pierden en la distancia de estas tinieblas que se abren ante mi como un abismo invertido. Observo mientras busco salidas, caminos que me saquen de estas ruinas que son mi tétrica vida hoy. Mis ojos absorben para mis adentros cada detalle de la naturaleza que me rodea. Cada movimiento es detectado casi antes de realizarse. Miles de años de observación nocturna me han dado ese hermoso don. Antes de que el negro cuervo se situara lo bastante cerca de mi ya lo había percibido. Pero mas que percibir su oscura presencia hube de presentir su esencia, todo es negritud en un cuervo, mas yo puedo ver su alma que reluce en la noche como la mas hermosa gema, diría que su propia alma es la luz que lo guía en su viaje a través de las tinieblas. Sus tenebrosos ojos se vuelven hacia mi figura que se yergue en lo alto como si fuera parte de la enorme cruz de fría piedra. Vuelvo la vista hacia él y nuestras miradas se juntan, entonces, sucede lo que ya he narrado en otras ocasiones. Cuando dos almas milenarias ven dentro de sus ojos al juntar sus miradas, ambos verán todo lo sucedido en el tiempo transcurrido desde sus inicios respectivamente.
Allí parada en medio de la noche observé sus ojos que a su vez me miraban invitándome a seguirlo en su vuelo, su voz sonó nítida en mi mente, y fue así que decidí seguirlo en su vuelo... A la Ciudad de los Cuervos...
Autor del texto: Maharet Reina Madre
Buenas Noches...Espero les agrade la primera parte de esta historia...En breve podrán leer la segunda parte...Besos...Maharet
